La reflexión sobre el contexto centroamericano y guatemalteco nos hace preguntarnos cuál debería ser el horizonte y la dirección de nuestro caminar, tomando en cuenta que nuestro contexto social actual es complejo, cambiante e impredecible. Se hace difícil la interpretación de los acontecimientos significativos que marcan la historia, aunque haya realidades claras como la injusticia estructural. Dios nos interpela para responder a la realidad, de manera que la transformemos, para que, aunque sea modestamente, la empujemos hacia un horizonte mejor con toda nuestra energía.
El Plan Apostólico de la Provincia Centroamericana 2021-2028 formula, con bastante claridad, objetivos y acciones. Es una guía que debe iluminar el caminar de las obras. «Ser prestos y diligentes», como dice san Ignacio de Loyola, estar dispuestos a salir de nuestro propio «querer e interés», y responder con esperanza y creatividad a tantos y tan urgentes retos que nos plantea la realidad actual.
El IGER ha llevado, a lo largo de 43 años, esperanza a los sectores más necesitados de Guatemala procurando que la información, el conocimiento y los saberes traigan consigo oportunidades de mejoramiento en la calidad de vida de los estudiantes, sus familias y sus comunidades. Frente a un nuevo quinquenio, nos enfrentamos a su particular horizonte, inmerso obligadamente en la naturaleza de obra social y educativa que lo caracteriza.