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Comunicación ASEC

27 mayo 2021

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Ignatius 500

Asociación de Servicios Educativos y Culturales -ASEC-

 

En 2021 se conmemora un acontecimiento especialmente inspirador: se trata de los 500 años de conversión de san Ignacio de Loyola. La conmemoración hace referencia a la transformación personal de san Ignacio, a la manifestación de Dios en su vida, es decir, a un proceso espiritual que lo hizo dejar atrás su oficio de soldado y su condición de hombre de mundo, para crecer en sabiduría y santidad.

 

La celebración ocupará 14 meses: del 20 de mayo de 2021 al 31 de julio de 2022. Se ha llamado Año Ignaciano o Ignatius 500 y tiene como lema “Ver nuevas todas las cosas en Cristo”.

 

La fecha 20 de mayo con la que inicia rememora que el 20 de mayo de 1521, hace exactamente 500 años, Ignacio de Loyola fue herido en Pamplona, España, por una bala de cañón, lo que marcó su vida, motivó su conversión y, posteriormente, lo condujo a fundar la orden religiosa denominada Compañía de Jesús. Por otro lado, la fecha de cierre coincide con la fiesta de san Ignacio en el calendario litúrgico.

 

Con motivo del Año Ignaciano, se están llevando a cabo muchas actividades y reflexiones sobre el legado que dejó este santo de la Iglesia Católica. Podemos decir que el legado se concretiza en el trabajo de la Compañía de Jesús y en la práctica de la espiritualidad ignaciana, es decir, de la espiritualidad emanada de sus enseñanzas y de su ejemplar modelo de vida.

 

ASEC está hermanada con las obras de la Compañía de Jesús, con las que comparte una misma misión, dedicada a la educación de las poblaciones vulnerables, que carecen de suficientes recursos económicos y de oportunidades para su desarrollo integral. Por este motivo, quiere compartir con su comunidad educativa, amigos y aliados, algunas de las claves de la espiritualidad ignaciana, de cuya fuente podemos aprender tanto, especialmente en tiempos difíciles, como los que nos está tocando vivir.

Periódicamente, estaremos publicando por este medio algunas de las reflexiones que profundizan en las claves de la espiritualidad ignaciana, con el objetivo de proporcionar apoyo a quienes quieren seguir creciendo humana y espiritualmente y encontrar respuestas a muchas inquietudes que aparecen multiplicadas en el contexto cotidiano y laboral de estos tiempos de pandemia.

En efecto, la enfermedad y las secuelas de la pandemia, materializadas en pérdidas de empleo, disminución de ingresos para las familias, agotamiento causado por el confinamiento obligado, separación de los seres queridos, profundización de las brechas en materia educativa y de servicios, entre otras muchas, están sumiéndonos en un panorama sombrío y provocando desaliento, depresión y tristeza. Muchas personas están viviendo horas amargas, y están necesitadas de apoyos de todo tipo, entre estos, de apoyo espiritual.

Las reflexiones tocarán muchos temas importantes que pueden contribuir a ver la luz en medio de las tinieblas de este contexto. Como primicia, quisiera mencionar cinco aportes que pueden ayudarnos a mejorar nuestro modo de lidiar con las situaciones que se nos presentan:

  1. Alcanzar la excelencia y compartirla. Para san Ignacio, es fundamental dar lo mejor de uno mismo y compartirlo con los demás. Esto significa crecer por medio de la cooperación y de la solidaridad, tanto en la vida personal como laboral, y en todos los ámbitos en los que nos movemos.

 

  1. Discernir, siempre discernir. El discernimiento parte de la reflexión sobre nuestra vida y cómo nuestros actos pueden afectar nuestro entorno. Nos propone realizar todo el tiempo un examen íntimo de nuestros pensamientos y obras para determinar si hemos actuado de buena o mala fe con el prójimo, si lo estamos favoreciendo o dañando.

 

 

  1. En ejercicio de desolación nunca hacer mudanza. Esta recomendación forma parte de los Ejercicios Espirituales de san Ignacio, y señala que en momentos de crisis o desolación, lo mejor es no tomar decisiones drásticas o extremas. Lo primordial es poder controlar los impulsos  ante estas situaciones.

 

  1. Quien evita la tentación evita el pecado. Este consejo de san Ignacio nos sirve para evitar las consecuencias del proceder equivocado y para prevenir malos entendidos. Es un llamado a alejarse de entornos que pueden afectarnos de manera negativa.

 

 

  1. ¿De qué sirve ganar el mundo, si al final pierdes el alma?San Ignacio de Loyola nos dice con esta frase que la acumulación de riquezas y de objetos materiales no es lo importante en la vida, que todo esto es algo pasajero y no tiene valor si  no alimenta el alma.

 

Con estas sugerentes reflexiones, invito a la comunidad educativa, y a los amigos y aliados de ASEC y sus obras, a darse la oportunidad de conocer más a fondo la espiritualidad ignaciana, con el fin de aprovecharla para construirse una vida con más sentido, para promover entornos más positivos y para enriquecerse espiritualmente.

 

Puedes descargar el material de apoyo aquí.