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Comunicación ASEC

22 julio 2022

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¡Viviendo los Derechos Humanos!

Mónica Obando

 

Antes de iniciar mi reflexión, quiero citar unas inspiradoras palabras del educador Paulo Freire: «Aceptar y respetar la diferencia es una de esas virtudes sin las cuales la escucha no se puede dar». Este pensamiento está presente en todo el proceso educativo, ya que para lograr el aprendizaje se hace indispensable una comprensión crítica de la realidad social, política y económica en que nos desenvolvemos maestros y educandos.

 

En relación con este tema vital, del 31 de marzo al 24 de junio del año en curso, se llevó a cabo el Diplomado de Educación en Derechos Humanos Género y Víctimas, promovido e impartido por la Organización de Estados Iberoamericanos, a través del convenio con la Registraduría Nacional. Fueron 120 horas de aprendizaje significativo por medio de dinámicas que incluyeron reflexiones personales y grupales. Se utilizó la plataforma Moodle en la que se imparten los cursos académicos.

El contenido del Diplomado tuvo como objetivo principal dotar a los participantes de herramientas conceptuales, metodológicas y normativas para la comprensión y el tratamiento de la protección, el respeto y la promoción de los Derechos Humanos, desde un enfoque diferencial y reconociendo la realidad situacional del territorio.

 

También aprendimos acerca de las políticas que promueven las prácticas profesionales de quienes ejercen funciones en las entidades públicas, y la forma de contribuir a su implementación y mejoramiento, con énfasis en los sujetos de especial protección.

 

Durante el Diplomado, reflexionamos e investigamos sobre cinco temas esenciales, que previamente se trabajaron en el contexto colombiano. Se nos plantearon ejemplos internacionales, como las aplicaciones del convenio de Ginebra, que dicta las normas referentes al Derecho Internacional Humanitario para la mayoría de países. Se nos  motivó a ser autodidactas e investigar las políticas que se han adaptado a las leyes de Guatemala, así como a resolver casos aplicándolas.

Uno de los temas transversales y sobresalientes del Diplomado, muy útil para una sociedad tan necesitada de combatir estereotipos sociales, como la guatemalteca, fue el de los Derechos Humanos y Equidad de Género. Es un tema que destaca, porque promueve acciones para fomentar una vida sin violencia ni discriminación, así como una auténtica cultura de la igualdad.

Se trata de un conjunto de reglas que permiten la igualdad de participación de hombres y mujeres en su medio organizacional y social, con un valor superior a las normas establecidas tradicionalmente, de modo que evitan la implantación de estereotipos negativos y de potencial discriminación.

 

 

 

El Derecho Internacional Humanitario (DIH) se encuentra esencialmente contenido en los cuatro Convenios de Ginebra de 1949, de los cuales son signatarios casi todos los Estados. Estos Convenios se completaron con otros dos tratados conocidos como Protocolos adicionales de 1977, que se refieren a la protección de las víctimas de los conflictos armados. Las normas que establecen limitan, por razones humanitarias, los efectos de los conflictos armados. Protegen a las personas que no participan o que han dejado de participar en los combates. Limitan, también, los medios y métodos de hacer la guerra. Por esto, el DIH suele llamarse   «derecho de la guerra» y  «derecho de los conflictos armados».

En el Diplomado analizamos, asimismo, la forma en la que debe darse atención a víctimas, entendiendo como tales a todos aquellos hombres, mujeres, niños, niñas, ancianos y familiares cercanos que han sufrido daño o perjuicio provocado por una acción u omisión, ya sea por culpa de otra persona o por fuerza mayor. La atención que se debe dar en estas circunstancias es personalizada y con el acompañamiento de profesionales de la salud. Se da como apoyo de trabajo social a un determinado Estado y se realiza protegiendo la integridad de los participantes.

Otro de los grandes temas analizados en el Diplomado fue el de Derechos Humanos con enfoque diferencial. Se refiere a los derechos que se aplican a personas con características particulares -edad, género, orientación sexual, situación de discapacidad física o mental-, que urgen al Estado a tomar medidas que incluyan sus expectativas, creencias, capacidades, prácticas cotidianas y formas de comprender y asimilar el mundo. El enfoque diferencial permite reconocer la vulnerabilidad de estos sectores de la sociedad, y generar ideas y normativas que favorezcan una mejor calidad de vida y los haga resguardarse socialmente abrigados.

 

Y por último, pero no menos importante, aprendimos en el Diplomado sobre grupos diferentes, como el de la comunidad LGBTIQ (lesbianas, gays, bisexuales y transgeneristas). Fue valioso que lográramos reconocer que, más que la diferencia de su preferencia sexual y forma particular de ser, son personas vulnerables frente a una sociedad que ha dejado de verlas como tales. Fue importante destacar la idea de que son ciudadanos, que nacieron con los mismos derechos que todos los demás, que son libres e iguales. En Guatemala no contamos con un marco legal que les permita mantenerse a salvo de agresiones y  por esto se hace tan necesario brindarles acompañamiento para promover el respeto y la paz. Cabe añadir que la aplicación del derecho debe ser igual para todos, sin discriminación y enfocándose plenamente en la protección de los más vulnerados.

Personalmente, aprendí la importancia de conocer y analizar cada uno de los derechos y convenios que nos protegen a nivel nacional e internacional, para salvaguardar la vida de nuestros hermanos. Por ejemplo, en el desarrollo de mi trabajo en el IGER, he visto la necesidad de los pueblos indígenas de tener acceso a la educación, que es un derecho; a la libre expresión del pensamiento; a la libre locomoción. Asimismo, he visto cómo estos derechos se ven limitados por las condiciones de vida.

 

Como sabemos, comúnmente los estudiantes migran a otros países y pierden sus derechos. Muchas veces, en ese recorrido, pierden hasta la vida. A los que son repatriados no se les brinda reintegrarse a la comunidad. Todo este conocimiento adquirido por mis experiencias en el IGER me hace reflexionar en lo valioso que es el reconocimiento de los Derechos Humanos, su aplicación y enseñanza para liberar las mentes y hacer que nuestros estudiantes puedan vivir el ejercicio de una ciudadanía responsable defendiendo su posición, siendo miembros activos de nuestra sociedad, cuidando de sus derechos y los de sus familias.